Hace muchos años en estas latitudes se forjo la libertad de medio continente, por esos tiempos se planeó, se trabajó y se avanzó en la concreción de una utopía. Poniendo en práctica valores humanos, muy comunes, muy usuales; conducción, creatividad, disciplina, solidaridad, trabajo y seguramente muchos sueños.
En esta tierra hombres y mujeres también, decidieron que iban a ser protagonistas de la historia, no iban a aceptar mansamente que se las contaran, la iban a escribir, la iban a protagonizar y así se concretó una proeza militar, política y humana sin precedentes.
También esta tierra un siglo después, fue protagonista de otra gesta heroica, manos gringas y laboriosas, recién llegadas a estos lares, decidieron cambiarle a la tierra su sudor por vino y lo lograron también; convirtieron un desierto en un oasis, no importo estar lejos del puerto, el tren ayudo después, lo único que importaba era hacer realidad los sueños que ellos traían y vuelven a aparecer valores humanos, valores comunes y usuales: conducción, creatividad, disciplina, solidaridad y trabajo.
Debe haber miles de ejemplos de lucha y concreciones y todos en mayor o menor medida somos herederos de ellos, o acaso la inmensa mayoría de nosotros no tiene un abuelo, “gringo”, “gallego” o “turco”. Claro que si.
No olvidemos que somos herederos de gestas heroicas, que somos los sucesores de los San Martin, Las Heras, Gargantini y Giol y tantos otros cuyos nombres están en muchas esquinas de nuestra Mendoza; y es el tiempo, es el ciclo del siglo, cada 100 años hacemos cosas importantes, con las mujeres, con los jóvenes, con la conducción adecuada, con la creatividad, con la disciplina y el trabajo vamos a poner en valor los sueños y vamos a construir la MENDOZA grande que nos merecemos.
Fuimos la locomotora de cuyo, fuimos la provincia más influyente e importante del oeste argentino, poco a poco y paso a paso fuimos perdiendo protagonismo y oportunidades.
Reducimos nuestro PBG en la última década, aumentamos nuestra pobreza y nuestra indigencia, la mitad de nuestros jóvenes son pobres, más de la mitad de nuestra capacidad industrial esta ociosa y saben que nos pasa como muy grave, se nos están agotando los sueños, estamos resignándonos a ser pobres y sometidos, a ser ciudadanos de segunda con derechos conculcados, nos están convenciendo que debemos estar detrás de las vallas, que este pseudo-orden es lo mejor que nos puede pasar, que el tiempo de la bonanza ya llegara.
Todo es una gran mentira de los que nos gobiernan con el invalorable aporte de corporaciones que hacen su juego y aplauden, NO hicieron portezuelo del viento, NO hicieron una sola escuela ni obra pública importante; NO hicieron ningún hospital, ninguna ruta ; eso si se redujeron la merienda que llega las escuelas, multaron un tambo que vende leche barata, encarcelaron un par de cuida coches por lavar autos en la calle, lograron que los ascensores de casa de gobierno funcionen bien y en sintonía con el gobierno nacional se endeudaron en dólares que deberán empezar a pagar las nuevas autoridades.
Ese orden es el que viene a corregir las anteriores políticas, no quiero el orden del cementerio, no quiero perder más derechos, no quiero ser sospechoso de todo y por sobre todas las cosas NO QUIERO SER COMPLICE DEL ARREBATO DE MIS SUEÑOS.
Es la hora de la rebeldía de los jóvenes, la constancia de las mujeres en sus luchas, y el acompañamiento honesto de todos y cada uno en la construcción de una sociedad nueva, no patriarcal , justa, equitativa e inclusiva.
Pero cuidado nada aparecerá por arte de magia, solamente lograremos, ESA SOCIEDAD, si ponemos en marcha los mecanismos necesarios para ganar de una buena vez la BATALLA CULTURAL que en aras de mantener el status quo y los paradigmas apátridas de no se bien que seguridad jurídica siempre citada por el establishment, nos han inculcado desde pequeños.
Solo se trata de poner en valor aquellos viejos valores que forjaron las gestas ya descriptas más arriba: conducción, creatividad, disciplina, solidaridad, trabajo y seguramente muchos sueños, teniendo presente que esta tercera debe ser la definitiva –como todas las terceras-.
Recordemos que esta gesta a la que estamos invitando es la batalla de las ideas cuya finalidad es disolver el simbólismo del pensamiento individualista, egoísta, donde la meritocracia es el fundamento del desarrollo social. Es el tiempo que cambiemos los valores, las normas, costumbres, modos y usos del lenguaje que dan sustento a la vida de un pueblo. Es una decisión de este tiempo, es abordar el tema cultural con las fricciones lógicas que tal abordaje implica; obviamente los cambios de paradigmas y el corrimiento de las hegemonías nos producirán crisis, pero todos sabemos que las crisis son cambios.
Nos vamos a quedar con lo mejor de los significados transmitidos históricamente, simbolismos trasladados de generación en generación y herencias también, simbólicas que nos legaron aquellos que doblegaron el macizo andino y aquellos otros que le arrancaron el vino al desierto.
Han aparecido en esta patria –refiero a la PATRIA GRANDE- formas, modos, giros literarios e ideas que deben volver a tener vigencia para enterrar de una vez por todas el orden neoliberal que nos oprimió y oprime. El paradigma que el mercado nos va a solucionar la vida es una falacia, abonada por la manipulación informativa del poder hegemónico.
Somos populistas porque pensamos en el otro, en el pueblo y también somos garantistas porque creemos en las garantías, fin fundamental del estado de derecho, sin embargo ambos términos han sido cargados de un simbolismo y una perversión inusitada, allí hay un ejemplo del poderío hegemónico;
ESA ES LA LUCHA, ESA ES LA INVITACION